miércoles, 6 de marzo de 2013

DÍA EN LA NIEVE


                Después de algún cambio de fecha (la nieve es caprichosa), por fin, el viernes 1 de marzo partimos rumbo a Sanabria. El día que nos hizo fue bueno y la espera mereció la pena. El viaje en autobús se nos pasó volando y, después de estirar las piernas y de tomar un piscolabis en El Puente, logramos tocar nieve en la zona de la Laguna de Peces a 1725 metros.

                Una vez puesto el traje de faena para rebozarnos por la nieve y de armar el petate con la comida y termos, nos fuimos, en una pequeña caminata, hacia las cuestas que había cerca de un refugio de montaña que hay al lado de la Laguna.

                Tras el pequeño calentamiento hasta el refugio, los niños no tardaron en tirarse por las pendientes de las laderas sin preocuparse del frío y de la nieve, del viaje en bus e, incluso, si tenían o no abrochadas las cazadoras. En un principio, les costó un poco el poder deslizarse con soltura por la nieve, pero en el momento que los plásticos, palas y  su cuerpo lograron hacer  pistas, como si de una estación invernal se tratara, los niños no sólo ganaron en velocidad, sino que no les hacía falta ni coger impulso ni empujarse con las manos.

                  Unos se tiraban solos, otros vieron que lanzarse en grupo era igual o más divertido, otros  hacían muñecos de nieve, otros  se tiraban bolas, otros  corrían como podían por la nieve …Tan bien  estaban  que no se dieron cuenta de lo rápido que transcurrían las horas, y que si no llega a ser por los profesores, algunos ni hubiesen ni comido. Se lo pasaron en grande desde el momento que se bajaron del autobús y se divirtieron mucho, tanto que cuando les dijimos que ya era la hora, nadie quería recoger sus cosas e, incluso, alguno aprovechó el camino de vuelta al autocar para seguir tirándose por la nieve.

                De ahí hasta Zamora, el viaje no fue tan apasionante, salvo por el hecho de que allí, en las escaleras y sin dudarlo ni un solo momento, nos esperaban las mamás y los papás con ganas de que les contasen todo lo que habían hecho durante la excursión.

                En definitiva, no sé qué tiene o qué nos da la Naturaleza, que nos hace a todos pasar un buen rato, a desconectar de la rutina, a reforzar nuestros valores y a vivir al máximo, y desde el primer minuto, de todo lo que nos ofrece.

 

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